Biografía de
Ricard Lamote de Grignon
Su historia
- Nacimiento en Barcelona. Formación en el Conservatorio y en la Orquesta del Liceo.
- Primeras obras, se adivina ya un futuro gran compositor.
- La Orquestra Simfònica de Girona, “los días felices”
- El grupo “Compositors independents de Catalunya”, amistad y una nueva estética.
- 1936, consagración como compositor y creación de obras comprometidas.
- 1939, detención, encarcelamiento y depuración política.
- 1943, una luz en la oscuridad: la subdirección de la Orquesta Municipal de València.
- La labor compositiva de Ricard no para nunca.
- Otros lenguajes musicales y el Ricard pedagogo.
- 1949, la despedida del padre y maestro y la creación de nuevas obras.
- 1951, el premio “Ciutat de Barcelona”. Composición de bandas sonoras para el cine.
- 1957, Subdirección de la Orquesta Municipal de Barcelona.
- 1962, “El càntic dels càntics” y la despedida de un gran compositor.
Nacimiento en Barcelona. Formación en el Conservatorio y en la Orquesta del Liceo
Ricard Lamote de Grignon y Ribas nace el 1899 en Barcelona. Su padre es el maestro Joan Lamote de Grignon, director y compositor de renombre internacional que influirá en la educación y vocación de su hijo. Ricard realiza sus estudios musicales en el Conservatorio del Liceo y en la Academia Marshall de Barcelona
El 1919, con 20 años, empieza su carrera como violoncelista en la Orquesta Sinfónica de Barcelona y en la Orquesta del Gran Teatro del Liceo, pero pronto se decantará por la composición. Paralelamente, del 1922 al 1925 Ricard Lamote trabajará como director musical de una casa de rollos de pianola.

Primeras obras, se adivina ya un futuro gran compositor

El 1923 compone su primera obra, una colección de piezas para piano: Engrunes (Migajas). El 1925 finaliza su primera sardana: Nupcial, dedicada a su mujer Montserrat en el primer aniversario de sus nupcias. Este mismo año gana los exámenes para una plaza como percusionista en la Banda Municipal de Barcelona, dirigida por su padre, el maestro Joan Lamote de Grignon.
El 1928 realiza su primera obra orquestal: el ballet El Rusc, y un año después finaliza el ballet Somnis y presenta también su primera obra para orquesta: el poema sinfónico Boires, estrenado por la Orquesta Pau Casals.
La Orquestra Simfònica de Girona, “los días felices”
El 1930, se contratado como director de la Orquestra Simfònica de Girona, cargo que ocupará hasta el 1932, en una colaboración exitosa y feliz que se extenderá, en diferentes grados, hasta el 1937. El 1931 presenta el ballet Un Prat, dedicado al «su padre y maestro». El 1932 gana por examen las oposiciones a subdirector de la Banda Municipal de Barcelona.
El 1933 acaba la obra Joan de l’Ós, poema sinfónico para orquesta de viento, solista y coros. El mismo año finaliza su primera ópera de pequeño formato: Le Petit Chaperon Vert. Un año después presenta la que será su única ópera infantil, para orquesta y dos solistas: La Flor. Se estrena en Barcelona y Girona.

El grupo “Compositors independents de Cataluña”, amistad y una nueva estética
En esta época anterior a la Guerra Civil, Ricard Lamote de Grignon forma parte del «Grupo de los ocho», denominado también «Compositors Independents de Catalunya – C.I.C. » formato por Blancafort, Gerhard, Gibert-Camins, Grau, Lamote (Ricard), Mompou, Samper, y Toldrà. Podemos incluir al maestro Ricard Lamote dentro de la corriente cultural del Novecentismo.

La obra de Ricard Lamote es muy rica y diversa, abrazando diferentes géneros, en ocasiones de estilo clásico, otros nacionalista inspirado en textos y autores catalanes y españoles y, en otras obras acercándose al expresionismo abstracto o introduciendo temas propios del jazz. Se establece una fuerte corriente de amistad y respeto entre los miembros del C.I.C. En especial, mencionar la relación de la familia Lamote de Grignon con Robert Gerhard y su mujer Poldi, que se veían a menudo incluso acompañaron a los maestros Lamote la gira de la Banda Municipal de Barcelona por Alemania. También destacar el vínculo de amistad entre Ricard Lamote de Grignon y Manel Blancafort y la estrecha relación con Eduard Toldrà, pero en general entre todos los miembro del C.I.C. Eran un grupo de artistas que se tenían un profundo respeto y colaboraban, cada cual con su personalidad muy diferenciada; esto permitió por ejemplo que Frederic Mompou autorizara a Ricard Lamote de Grignon a orquestar un tiempo de su obra para piano Suburbis.
1936, consagración como compositor y creación de obras comprometidas
De 1935 es el primer Concierto de Piano de Ricard Lamote: Preludis a l’amic absent, dedicado al “conseller” de Cultura de la Generalitat Ventura Gassol, con quién Ricard Lamote tenía una estrecha amistad y que se encontraba entonces en prisión por los hechos del 6/10/1934. El mismo año, Ricard presenta Tríptic, obra para soprano y orquesta sobre texto de Rabindranath Tagore, iniciando aquí su producción de obras de inspiración oriental.
A principios de 1936 se celebra en Barcelona el Congreso Internacional de Música Contemporánea, que significará la consagración por la crítica de Ricard Lamote de Grignon como compositor, con el estreno del poema sinfónico Joan de l’Ós. El mismo 1936 presenta Ricard la obra Facècia – «Variaciones calidoscópicas sobre un tema ampurdanés» que obtendría el Premio Juli Garreta 1938. Ricard Lamote de Grignon dirigió el estreno de Facècia en el Palau de la Música, durante la guerra, el mismo día que recibieron en casa una carta del frente comunicando la muerte del hermano de su mujer, Jordi Coll i Oriol, de 17 años, en la quinta del biberón, en la batalla del Ebro. Podemos imaginar con qué ánimos dirigió Ricard Lamote aquel concierto.

El mismo año 36, Ricard Lamote estreno también en el Palau de la Música la obra para orquesta: Cartell Sinfónic: 1936, con la Banda Municipal de Barcelona, entonces Orquesta Municipal de Instrumentos de Viento, dirigida por su padre. Esta obra fue encargada por el gobierno de la República al maestro Joan Lamote de Grignon, durante la guerra, para reforzar la moral del pueblo, pero Ricard Lamote convenció a su padre de que le permitiera hacer a él mismo esta composición, protegiéndolo así de las posibles consecuencias, más teniendo en cuenta la relevancia internacional de la figura de Joan Lamote. La obra fue estrenada en el Palau de la Música, con presencia de las autoridades, como el Presidente de la Generalitat Companys y Ventura Gassol, y se repitió en diferentes escenarios con gran repercusión. La autoría de esta obra por parte de Ricard Lamote de Grignon, pondría en grave riesgo su vida al producirse la ocupación de Barcelona por las tropas nacionales.
1939, detención, encarcelamiento y depuración política
Al iniciarse la Guerra Civil, las tensiones existentes dentro de la Banda Municipal de Barcelona forzarán a Ricard Lamote, hombre pacífico y dialogante, a dejar su puesto en Banda y pedir el traslado al archivo histórico de la ciudad. A pesar de todo, su trabajo de composición no para: en Enero del 1939 estreno en Girona las Quatre Petites Pastorals, para pequeña orquesta, que conseguirá el Premio Enric Granados 1939. El Abril del 1939 acaba su primera y única ópera de gran formato: La Cabeza del Dragón, con texto de Valle Inclán, que, dadas las circunstancias, no podría estrenar hasta muchos años después.

Al producirse la ocupación de Barcelona, el maestro Ricard y su padre, el maestro Joan, son avisados reiteradamente por amigos y músicos sugiriéndoles el exilio. Pero los dos se quedarán en casa, con sus familias, y el maestro Ricard Lamote de Grignon será detenido, juzgado en un juicio sumarísimo de urgencia y encarcelado acusado de haber compuesto el Cartell Simfònic:1936, y acusado también de haber firmado el manifiesto en la prensa en contra del bombardeo de Guernica, al igual que su padre. Ricard recibió más de 50 denuncias de origen desconocido.
Su mujer Montserrat Coll iniciará una acción decidida explicando a las autoridades la injusticia cometida. La vida de Ricard estuvo en grave peligro y solo la decidida lucha de Montserrat y la intervención de un teniente gallego del bando nacional, que conocía la trayectoria y repercusión internacional de los dos maestros Lamote de Grignon antes de la guerra, permitió evitar un final trágico para Ricard Lamote, quedando finamente libre pero con la salud perjudicada. Acabada la Guerra Civil, y liberado Ricard de la prisión, padre e hijo son destituidos de todos sus cargos públicos, empezando una persecución política y administrativa y evitando cualquier signo de reconocimiento de los maestros Lamote de Grignon, llegando al punto de realizar visitas a los Conservatorios para vigilar que no tuvieran partituras de Joan o Ricard Lamote de Grignon.
1943, una luz en la oscuridad: la subdirección de la Orquesta Municipal de València
Después de unos años en que la familia Lamote de Grignon subsistió con penuria y sin ningún ingreso estable, una luz surgió el 1942-43 cuando se propuso, desde Valencia, al maestro Joan Lamote de Grignon para dirigir la fundación de la Orquesta Municipal de Valencia. Recordamos el prestigio internacional que tenía el maestro Joan Lamote y el hecho que todavía mantenía un importante archivo personal de partituras sinfónicas. Joan Lamote aceptó, pero poniendo como condición que su hijo Ricard Lamote asumiera la subdirección de la Orquesta Municipal de València.

Esta petición causó tensiones en el Ayuntamiento, por la delicada posición que Ricard había quedado por su juicio sumarísimo y encarcelamiento y por la posterior depuración política de padre e hijo, pero la intervención de figuras destacadas del mundo musical valenciano, como el musicólogo Eduard Ranch o el compositor Eduard López-Chavarri, que conocían bien la categoría de Ricard Lamote como director y compositor, consiguieron lo impensable en aquellos momentos: que los Lamote de Grignon pudieran volver a dirigir una orquesta habiendo sido los dos depurados por el régimen. La tarea de Ricard Lamote como subdirector de la Orquesta de València supondría una ayuda fundamental para su padre, que ya tenía entonces 71 años, alternando ambos la dirección de la orquesta con muy buen resultado. En una fase inicial, la Orquesta vivió momentos de tensión por la vinculación política de los maestros Lamote al gobierno de la República, pero poco a poco se fue consolidando con un éxito de público y un gran reconocimiento de la crítica y, para los maestros Lamote de Grignon, supuso una ayuda inestimable en un momento en que no tenían ninguna posibilidad de ejercer un cargo en su ciudad natal.
La labor compositiva de Ricard no para nunca
Mientras tanto, Ricard seguía componiendo, era lo que le daba fuerzas y su forma de mantener el espíritu indemne ante todas las dificultades que iba encontrando. El 1942, Ricard acaba su obra Ofrenda, sobre tres danzas españolas, concierto para piano que orquestaría posteriormente. Con ella obtendría el Premio Liceo años después, el 1959.
El 1944, Ricard Lamote presenta en València lo obra Fantasía sobre temas de Serrano, glosa orquestal muy brillante basada en diferentes temas de las zarzuelas del conocido e inspirado autor valenciano. Esta obra supone una muestra de agradecimiento de Ricard Lamote hacia aquellos que lo apoyaron en Valencia en un momento tan difícil, permitiendo su lenta recuperación profesional después de unos años muy oscuros. Con los años, se ha convertido en una obra muy representada y querida, tanto por la Orquesta Municipal de Valencia como, en su versión para banda, por la Banda Municipal de Barcelona y otras bandas municipales de Cataluña y Valencia.
Como compositor, Ricard Lamote destaca especialmente en el dominio de la instrumentación orquestal. Su profundo conocimiento de los diferentes instrumentos de la orquesta, consecuencia de su paso por varias posiciones (violoncelo, percusión, piano, dirección,…) así como del estudio de las transcripciones orquestales realizado con su padre en la Banda Municipal de Barcelona, lo coloca en una posición de privilegio como compositor. Esto le permite realizar con naturalidad y dominio adaptaciones orquestales de obras pianísticas o instrumentales de gran interés; incluso escribió un artículo en «defensa de la transcripción», apoyando la tarea de su padre, y de él mismo, en las transcripciones que hicieron de todo tipo de obras del repertorio nacional e internacional para la plantilla de la orquesta de viento que fue, en su momento, la Banda Municipal de Barcelona «ampliada» de Joan Lamote de Grignon.


Otros lenguajes musicales y el Ricard pedagogo
El 1944, Ricard acaba la obra Goya, 6 piezas desagradables para 10 solistas, donde emplea un lenguaje muy moderno por la época y para la cual redibuja previamente diferentes aguafuertes de Goya, con la intención de inspirarse debidamente antes de hacer su descripción musical. Recordar que Ricard Lamote era un buen dibujante y en el archivo familiar se guarda su colección de pinturas. De 1946 es Epitalami, Fantasía para coro y orquesta sobre texto de Rabindranath Tagore, traducción de Maria de Quadras, volviendo con esta obra a la inspiración de temática oriental.
En Diciembre del 1946 finaliza la obra Sant Lluch, para coro y recitador, basada en la poética de Jacinto Verdaguer, con la cual obtiene el Premio Mare de Déu de Montserrat. El 1949, finalizada la prórroga de su contrato en Valencia, vuelve Ricard Lamote con su familia a Barcelona.
Hay que destacar la faceta del maestro Ricard Lamote de Grignon como pedagogo. Además de crear tres albumes de piezas sencillas para piano de gran interés, el 1948 presenta un libro de teoría y armonía musical, la Síntesis de Técnica Musical, así como una serie de ayudas y juegos que creó Ricard por la enseñanza de la música. Entre ellos, destacar el “Dármino” que es un juego para hacer partidas entre estudiantes de armonía, para demostrar sus habilidades, o también la “Plantilla Armónica”, que da solución a los diferentes problemas de intervalos, escalas, acordes y modulación a tonos vecinos, el “Preguntín”, que formula preguntas de teoría y armonía, a resolver con la plantilla armónica, el “Disco tonal”, etc..
Hay que hacer especial mención de la obra para coro solo de Ricard Lamote de Grignon. Tiene una colección relevante de obras corales que son muy apreciadas por el minucioso trabajo del compositor y las cuidadosas indicaciones expresivas, que llevan necesariamente a una preparación muy detallada por los grupos corales que las quieren interpretar. Entre ellas, hay que mencionar l’Aire daurat, una colección de piezas breves sobre 5 poemas chinos, traducidos al catalán por Marià Manent, o l’Oració d’anar-se’n al llit, entre otras obras de gran interés.
Pueden consultar más información de las obras para coro a la sección del catálogo general de obras de este sitio web, así como de su producción correspondiente a las piezas para canto y piano, conjuntos de instrumentos, orquesta de cuerda y orquesta de cámara.
1949, la despedida del padre y maestro y la creación de nuevas obras
El 1949, ya finalizada la prórroga de su contrato en Valencia, concluye su obra sinfónica Tres Sonatas del Pare Soler, homenaje a este gran compositor y organista catalán, en la cual Ricard “juega” con los temas de tres sonatas del padre Soler obteniendo una obra sinfónica de gran fuerza comunicativa.
El mismo año 1949 muere su padre, Joan Lamote de Grignon, en Barcelona, sin ningún reconocimiento oficial, marcado todavía oficialmente por las circunstancias de guerra, y una multitud acompaña el féretro en la ceremonia. Ricard Lamote escribirá una sentida nota de prensa, explicando los últimos días de su padre y remarcando la importancia de su trayectoria en la historia de la música catalana, española y su repercusión a nivel internacional.
Ricard sigue componiendo, el 1950 compone la Simfonia Catalana, registrada como «Sinfonía de aires catalanes» en la Sociedad General de Autores para evitar suspicacias por parte del régimen, y dedicada al Marqués de Lozoya.
Recordamos que, en estos momentos, Ricard todavía tiene la condición de depurado político y no puede ocupar cargos oficiales en ningún Ayuntamiento o institución pública.
El mismo año, Ricard Lamote dedica la sardana Amical al maestro Joaquim Serra en señal de amistad, un valor de gran importancia por Ricard, puesto que los buenos amigos fueron claves para poder afrontar todas las dificultades que fue encontrando en su vida. Hay que hacer notar que, si bien Ricard Lamote solo compuso 7 sardanas, las hizo con la misma seriedad y rigor que aplicaba en sus obras sinfónicas, además de un profundo sentimiento, siendo obras de gran interés y consideradas de referencia dentro del mundo de la cobla, formación musical propia de Catalunya que acompaña los bailes propios como la sardana y también interpreta obras de concierto. Sigue así la inspiración nacionalista de su padre en el sentido de llevar la música popular y los instrumentos de la cobla a su máximo nivel artístico.
1951, el premio Ciudad de Barcelona. Composición de bandas sonoras para el cine
El 1951 finaliza su obra Enigmes, poema sinfónico sobre la Apocalipsis de San Juan para orquesta, coro y recitador, con la cual conseguirá el Premio Ciutat de Barcelona. Se intensifica a partir de este momento la parte de la obra de Ricard Lamote inspirada en textos religiosos, continuando aquí también la tradición de su padre, el maestro Joan Lamote, que tiene una parte relevante de obra religiosa para canto y órgano. Ricard Lamote leía a menudo la Biblia y era un hombre de una profunda espiritualidad y, al igual que su padre, sin ser practicantes estrictos, eran creyentes y vivían de forma privada su fe y lo expresaban en sus obras.
El 1952 finaliza el Concert Màgic para piano y orquesta, como banda sonora para la película que lleva el mismo título, de Salvià. En esta época, Ricard realiza las bandas sonoras de diferentes películas y colabora también en un programa de divulgación musical en Radio Barcelona. El mismo año acaba la ópera de cámara Màgia, que sería estrenada dos años después por la Asociación musical Estela.

1957, Subdirección de la Orquesta Municipal de Barcelona

El 1954 Ricard Lamote consigue por fin, después de repetidas solicitudes y gestiones, la eliminación por parte de las autoridades de su expediente de responsabilidades políticas, lo cual permitirá que pueda acceder a ocupar cargos públicos en Barcelona.
Posteriormente, el 1957 será un año muy importante por Ricard Lamote, puesto que consigue un objetivo largamente deseado: un cargo oficial que le permitiera realizar su trabajo en un lugar en consonancia con su categoría y trayectoria; se nombrado Subdirector de la Orquesta Municipal de Barcelona, al lado y con el apoyo de su buen amigo Toldrà, director de la Orquestra. El maestro Eduard Toldrà tenía un gran respeto por Ricard como compositor y director y por la trayectoria previa de los maestros Lamote de Grignon, sentimientos que eran compartidos y que se mantendrían hasta la muerte de los dos maestros. El mismo año, Ricard obtiene el Premio Santa Llúcia de Juventuts Musicales, sorprendiendo al jurado con una obra de inspiración dodecafònica: Toccata.
En 1958 estreno con la Orquesta Municipal de Barcelona el Tríptico de la Piel de Toro, concierto para piano y orquesta.
1962, “El càntic dels càntics” y la despedida de un gran compositor
Se centra, en su época final, además de la subdirección de la Orquesta Municipal de Barcelona, en la composición de su obra culminante: El Cántic dels Cántics, realizando la versión escrita final en catalán personalmente a través del estudio minucioso de las varias versiones disponibles del texto bíblico original. Acabó la partitura de dirección reducida, con piano, canto y las indicaciones orquestales y, cuando estaba pasando las indicaciones en la partitura de dirección con el detalle de todos los instrumentos, murió. Años después, la mujer de Ricard Lamote, Montserrat Coll, encargó, con el apoyo de la Generalitat, el desarrollo de las indicaciones orquestales de El Càntic dels Cántics al maestro Manel Oltra, que la pudo acabar y es hoy en día una obra fundamental en la trayectoria de Ricard Lamote de Grignon. Solo la hemos podido escuchar una vez al año 2007 dirigida por el maestro Salvador Brotons, gran defensor y recuperador de la obra de Joan y Ricard Lamote de Grignon y que comparte con ellos la doble faceta de director de orquesta y compositor.
Ricard Lamote de Grignon nos dejó el 1962, el mismo año que murió también el maestro Eduard Toldrà. Volvían los dos maestros en tren de dirigir el Atlàntida de Falla en Cádiz y, al volver, Eduard Toldrà le dijo a Ricard Lamote: “sabes que chico, no estoy muy fino hoy”, y Ricard le respondió: “pues yo tampoco, tendremos que descansar un poco”. Aquel año 1962 nos dejarían dos maestros fundamentales, compositores y directores, Ricard Lamote y Eduard Toldrà, perdiendo Barcelona dos figuras claves en su historia musical.
Ricard Lamote tuvo pocos años para disfrutar de su deseada libertad política, pero nos deja una obra compositiva muy amplia, en géneros muy diversos, y de una calidad en sus instrumentaciones orquestales que solo se puede entender si es conoce la trayectoria de Ricard Lamote, desde muy pequeño, acompañando la actividad inmensa de su padre en las principales iniciativas sinfónicas en Cataluña desde finales del S.XIX hasta mitad del S.XX.
